Doubts

Mis ojos estaban acarbonados ,pero esta vez no eran consecuencia de una noche inolvidable sino de un patético rostro que había tratado de disimular tras un trazo de delineador.
Era inútil esperanzarse; era inútil arrepentirse. Cómo volver atrás si el grito despiadado ya había sido escuchado? Cómo hacerlo si era demasiado sincero? Honesto sí, claro no; tal vez lo expresado tenía otro significado entre líneas, tan complejo de entender para mí como para quien me había oído.
Ahí estaba yo, una vez más con mi ego orgulloso, reluciente, y mi corazón desesperado e impotente, mirando ese pequeño presente que no me había atrevido a dar. Ese objeto con más valor semiológico que económico, era definitivamente más de lo que era; la pequeña vasija azul era la que podía resguardar la luz y el fuego pero no emanaba ningún aroma, porque la verdadera esencia aún no había sido consumida, y se hallaba distante, enjaulada en el oscuro vidrio de mis límites mundanos.
De desdichados a desdichada, los viejos peluches me compadecían aunque también evocaban la razón de mis locuras; ellos representaban mejor que nadie la indiferencia, la soledad y el olvido...
Parecía mucho(lo era?), quizás lo exageraba; aparentaba ser resentimiento cuando sólo era melancolía. De todos modos, en las profundidades, todo dolía.
Y si por esas causas los sueños no soñados se ahogaban en la peor ocasión del mejor momento?
Esa cuestión me provocaba culpa y arrepentimiento ( ¿?). Esos dos sentimientos que saturaban mis días; ultrajaban mi seguridad y descubrían mis miedos, pero antes que nada hacían replantearme todo una vez más, como jugando a un juego que cambia sus reglas según quien lo esté practicando, según lo que a cada uno le convenía, concluyendo siempre antes de tiempo sin ganadores sin perdedores disuelto en la nada...